EL ABC DE LA CIRUJIA ( PRACTICA 4 )

 

Para el Centro Médico ABC, el trabajo de investigación que se ha llevado a cabo para la elaboración del presente libro es motivo de orgullo y una señal inequívoca de que estamos cumpliendo con nuestra misión de enseñanza.

Una institución como la nuestra, que se precia de ser líder en el sector privado de la salud, tiene que encontrar mecanismos que prueben a propios y extraños, si efectivamente estamos cumpliendo con los objetivos marcados, esto es, si deci­mos que somos una institución de enseñanza, como lo somos, debemos ser capa­ces de mostrar resultados concretos de que realmente generamos conocimiento, y claro está que uno de los indicadores más relevantes es la titulación de nuestros médicos residentes con excelentes resultados a nivel nacional, lo cual no es poca cosa. Sin embargo, este hecho ha quedado a través del tiempo como algo “nor­mal” en el ABC y, por lo tanto, hemos decidido pedir a los profesores de curso de las distintas especialidades que periódicamente se publique un libro que nos permita dar a conocer a la comunidad médica la calidad de enseñanza e investiga­ción que llevamos a cabo, así que el presente libro es una muestra fehaciente de que estamos cumpliendo con la misión de enseñanza que nos hemos propuesto.

La enseñanza en nuestro país, o más bien la falta de ella, es una de las razones más evidentes de por qué no nos hemos desarrollado a la tasa que necesitamos.

La educación genera conocimiento. El conocimiento es el nuevo campo de ba­talla de los países, las empresas y las personas.

El 90% de los científicos que han pisado la tierra están vivos en este momento. Imagínense la cantidad de conocimiento que se genera todos los días.

Los productos que se demandaban antes dependían de pocos conocimientos y de mucha materia prima. Los nuevos tienen poca materia prima y mucho cono­cimiento.

El conocimiento es poder; además, el poder está potencialmente en todas par­tes gracias al internet. El poder pasa por controlar el recurso más importante: la inteligencia humana.

Contrariamente a lo que ocurre con los recursos materiales, la inteligencia y el conocimiento se pueden llevar a todas partes y no se desgastan; cuanto más se usan, mejor.

Vivimos en la sociedad del conocimiento, y en ella siempre es necesario saber más.

Hoy la riqueza de las personas, las instituciones y los países descansa en la ca­pacidad que tienen —que tenemos— de generar conocimiento. Como sociedad ya no podemos seguir apoyándonos en nuestros recursos naturales; los tuvimos, y precisamente fue esa falta de conocimiento la que nos tendría que haber enseña­do cómo conservarlos y acrecentarlos, en vez de terminar con ellos. Sólo nos que­da generar conocimiento; de lo contrario estaremos condenados al subdesarrollo perpetuo, mismo que terminará con nuestro país. No exagero.

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